Esta compleja pieza rinde homenaje al antiguo fandango castellano, pero también sirve de espejo de las costumbres y las tonadas que albergaba la tradición rural momentos previos al gran éxodo hacia las ciudades en España. El nombre de esta jota se debe al estilo popular "rasgao" de tocar la guitarra, que acompañaba a algunas de las piezas del repertorio popular segoviano.
Alan Lomax a su paso por la provincia de Segovia
Durante la segunda mitad del siglo XX, el éxodo rural rompió con la rueda de transmisión oral de las tradiciones de los pueblos, al llevarse las ciudades, a los jóvenes que debían darlas continuidad. Pero algunos lugares tuvieron suerte al poder registrar parte de este patrimonio etnográfico para la perpetuidad, gracias al trabajo de varios estudiosos y músicos del folklore. Es el caso de Alan Lomax, un estadounidense que recorrió durante meses buena parte del país recogiendo y grabando el folklore musical de pueblos enteros que luego plasmaría en el álbum Spain Folk Music para la discográfica Columbia.
En su paso por la provincia de Segovia, se centró en dos zonas: Vegas de Matute y Zarzuela del Monte. En esta última localidad, hubo una pieza que llamó la atención de Alan Lomax, la Jota de Arriba, por el protagonismo que brindaba a la guitarra y al cante. Pues en esa época este instrumento había sido relegado a un segundo plano por bandurrias y laúdes, sin olvidar la importancia indiscutible de la dulzaina en las festividades populares.
La Jota de la Rasgada recoge esta bella y elaborada melodía y recompone sus estrofas con diferentes tonadas, como la Ronda de Segovia cantada por Agapito Marazuela, y otras obtenidas de la tradición oral de toda España, formando así una pieza reconocible pero parcialmente nueva en su conjunto.
De la legua se conoce
La guitarra de los quintos
De la legua se conoce
Que cada clavija lleva
Un santo Cristo de bronce,
Un santo Cristo de bronce
La guitarra de los quintos
Yo te diré las que son
Las cuerdas de la guitarra
Yo te diré las que son
Prima segunda y tercera
Cuarta quinta y el bordón
Cuarta quinta y el bordón
Las cuerdas de la guitarra
Ya se va mi corazón
Ya se van los quintos madre
Ya se va mi corazón
Ya se van los que tiraban
Chinitas a mi balcón
Chinitas a mi balcón
Ya se van los quintos madre
La dijo a la del Pilar
La Virgen de la Fuencisla
La dijo a la del Pilar
Si tu eres Aragonesa
yo Segoviana y con sal
Yo Segoviana y con sal
La Virgen de la Fuencisla
Mi novia como lloraba
El día que me tallaron
Mi novia como lloraba
Y al verme en aquel madero
Soldado me declaraban
Soldado me declaraban
El día que me tallaron
La que echo Cristo en el alto
Allá va la despedida
La que echo Cristo en el alto
Gloria al padre Gloria al Hijo
Gloria al Espíritu y santo
Gloria al Espíritu Y santo
Y allá va la despedida
La letra, como se observa, tiene varias partes reconocibles, una primera que rinde cuenta a la guitarra, como es la alusión al "bórdon", que es el nombre dado a la sexta cuerda de la guitarra. La segunda estrofa en concreto es muy repetida en numerosas canciones de toda España, que evidencia las ramificaciones y conexiones de los diferentes folklores del país. Como es el caso del aragonés y el castellano, en alusión a la tercera estrofa donde conversan la Virgen del Pilar y la venerada Virgen de la Fuencisla de Segovia. Otras estrofas hacen referencia a la copla de los quintos, cuando los jóvenes del pueblo eran "tallados" -examen médico- para marchar al servicio militar, con la tristeza consiguiente de las mozas del pueblo.
Una danza improvisada
Este tipo de canciones sonaban en ocasiones en las tabernas y bodegas de los pueblos, donde de forma espontánea, se abría una competición de cante y de baile entre los mozos del pueblo, con un rasgado de guitarra que se acompañaba de todo tipo de menaje de cocina que pudiera servir para marcar el ritmo, como la botella de anís, las cucharas... Este carácter improvisado y competitivo se plasma en la coreografía montada por el Grupo de Danzas de la Pilarica, donde parejas o cuartetos de bailarines, con cierto aire teatral, se turnan para bailar pasos complejos y demostrar su habilidad en la danza tradicional.
Bibliografía: Porro Fernandez, Carlos A. (2010). Los registros sonoros de Alan Lomax en Castilla y León: Segovia. Octubre de 1952 (I). Revista Folklore 346, pp 111-123. Recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc4b4v6
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